domingo, 25 de mayo de 2008

Vinimos, vimos y perdimos

Esta noche fue el festival de Eurovisión, se consumó la tragedia que vaticinaba el dest... la lógica. La llama que con una tenue luz aún ardía se apagó, se exhaló el último suspiro. España vuelve de Eurovisión cabizbaja, con la cara sonrojada, avergonzada de sí misma.

Producto de demasiado trapos sucios por parte de TVE, hemos hecho un ridículo espantoso desde mi punto de vista. Demasiadas negociaciones entre la Sexta y la susodicha se han realizado en los trasfondos de los escenarios para poder llevar a Rodolfo a Belgrado.

El que más me ha gustado del festival ha sido el presentador, como todos los años. Acertaba en el 85% de las ocasiones los votos, con presentadores así para qué quieres montar el festival si ya te dice el ganador. Otro que me ha fascinado ha sido el cantante francés, me ha dado la sensación de que llegaba allí (nunca mejor dicho), hablaba las cuatro frases de la canción y se iba.

De escenografía me ha gustado esos del rock opera, un ángel y un demonio. El demonio pasándose al Bien, aunque algo dramático vertiendo sangre sobre sus pupilas. También ha molado el cambio de vestido de la cantante de Georgia en plan truco de magia.

Se ha demostrado que el festival lo gana, no quién presenta la mejor canción, ni la mejor cantante en todos sus sentidos, sino quien tiene más vecinitos. Rusia ha cogido de todos los sitios, países escandinavos, antiguos territorios, bielorrusia, etc... Para mí, la combinación perfecta hubiese sido la cantante de Grecia con la canción de Letonia (Wolfes of the sea!). Letonia me ha recordado a los míticos Lordi ganando hará un par de años, con una canción alegre y contagiosa.

Mientras tanto, en Madrid, hoy he conseguido ganar el Campeonato Mundial de Foreros (ajedrez), así que puedo decir que soy campeón mundial en algo(pronto seré ex-campeon). Un título que surgió con la coña sobre una persona que se inventó una asociación de ajedrecistas para convertirse en campeón mundial de esa asociación y poder sacar dinero de ello. Mañana pondré en juego mi título en Chamartín.

Por otro lado, me he dado cuenta que los fantasmas del pasado, son eso, fantasmas que siempre están. No recuerdo haber visto tanto miedo por ver resucitar temores pasados, odio sí lo he visto. Se prefiere mantener todo en la fachada, sin dejar contemplar las ruinas que se esconden tras ella.

Y he aquí la fortaleza de Morella en el reino de Valencia, defendida en innumerables ocasiones en batallas. Un resquicio de esperanza ha albergado su interior, mientras sus murallas permanezcan en pie y resistan al invasor queda un halo de esperanza. Ahora las grietas se han adueñado de su sólida muralla, el muro impenetrable ya no es tan imprenetable y se deteriora a pasos agigantados, unas pocas embestidas musulmanas y podría caer fácilmente.


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